domingo, 26 de agosto de 2007

nº 5

Ventana quieta,
abierta a la mitad.
Se escapa el humo.

lunes, 20 de agosto de 2007

viernes, 17 de agosto de 2007

nº 4

Tu voz es verdadera. Ramalazos, de pronto,
me alcanzan, sin ambages ni deudas ni temores,
el pasado vivido, exhalaciones que,
viento entibiado, traen una luna que alivia.

Qué bueno haber vivido. Qué bueno que regresen
los viejos sentimientos, mansos como una lluvia
que cae por semanas, de gotas gruesas como
los dedos que laboran la tierra, que persiste.

Ha pasado tu voz, que no creí volver
a escuchar otra vez, y me desesperaba.
Hoy sé que sos la misma, a pesar de los años,
y que podemos ser un túnel infinito.

jueves, 16 de agosto de 2007

nº 3

Una amistad que quiere detenerse,
consciente del pasado
y que macera su dolor, asida
a intentos de durar,
más por inercia que por gratitud
a cosas compartidas;

un árbol cuyas ramas se estremecen,
sin brotes, sin asomos,
ante la nueva primavera, de
volver a ser lozano,
y pocas hojas ya lo desmejoran
más bien a nuestros ojos;

y vence a la ciudad un triste tedio
de calles repetidas
e interminables bares del hastío
donde, más que esperar,
somos apenas parte el paisaje,
sin lograr el olvido.

Todo esto, hacia finales de un invierno
que no promete nada,
y que ofrece minucias, como escritos
que hacemos, descreídos
del brillo de la terca poesía
que antes nos alumbrara.

sábado, 11 de agosto de 2007

nº 2

¿Dirás, lector de formas seguidoras de muertos,
que este poema vive en otra edad
y que mis versos sólo son inciertos
escombros en la casa de la virginidad?

El paso de los años y las canas
me hacen reír de modas y de la preceptiva;
sé que el verso moderno es hiel caritativa,
y puedo practicarlo por semanas.

En cambio, con la rima,
cada escrito es costoso,
desgaste, pantomima
exquisita, con foso.

La red es complacencia,
y foso requisito,
y disfrutar del rito
un arte, una paciencia.

viernes, 10 de agosto de 2007

nº 1

Ha vuelto con sus dientes el pasado:
las madrugadas crujen al pedir
que sueñe con su cuerpo. (Presentir
puede ser piedra contra que el arado

de los días iguales se tropiece,
y puede que ese puede se repita
indefinidamente.) No se quita
sino con hielo esta ansiedad. Que cese,

le pido a aquel amor, su cercanía,
pero que no se vaya; tanto guía
a la vez que confunde su relente.

O que no sea voz que se presenta,
pero que siga hablando; se contenta
y no con tal caricia mi pendiente.