domingo, 16 de marzo de 2008

Columpio de la negación

Descanso o detención: en la pared,
como fuego de ansioso,
madura un árbol próximos quebrantos;
porque la duración,
eternidad ahíta de dictámenes
inamovibles, pulcros,
sublime desviación, anhela noches
en las que más roer.

Y no me doy al ángel: tokonoma,
caricia del negado,
un tábano en la flor de la esperanza
sólo busca los éxtasis
que, enfermedad lustrosa, se adelgazan,
exasperados, lívidos,
para poder, aguja, presentir
un tacto en la pared.

El ánimo vencido, el entimema,
sal del azar, perduran
en morbo genuflexo, pasatista.

Porque la adoración, en la mirada
que clava su vencejo
en otra mancha más, es fiebre, y llora.

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