lunes, 25 de mayo de 2009

Cicatriz

Miríada leprosa, los labios se deshacen
y fungen como maras que esculpieran en barro.
Ronca la giba muerta, rechaza los cohechos
y parte. A más tardar, mañana lloraré.

Mi mate es estropicio de mechas azarosas,
y los montes raídos capitulan y acechan;
y por más que, joviales, los grandes telesféricos
se ericen en la noche, mañana lloraré.

Lloraré el crisantemo, la boba melladura,
el prolijo oxitracio, la muleta de nueces;
lloraré estrepitoso, lloraré desguazado,
y Gismonti y sus senos me llorarán a mí.

Y luego este cuerpito -percherón y escarpines,
y mentol y muñecas- segará el ilusorio
crucifijo de avispas, y, herido de estaciones,
demolerá manojos que agredan como muelles.

Porque la discreción del cretino insidioso
y la cofia de mami guiarán a diademas
de sensaciones tibias y a velas excavadas,
y no habrá voluntad de guarecerse ya.

viernes, 22 de mayo de 2009

Supralunar

Partenaire columpiado,
escolopendra chueca:
un niño que, atrapado,
no desprecia una seca.

Dos cactus, dos abrojos,
un matorral, y sal:
el brezo y los antojos,
oxidados en cal.

Riberita asaltada,
Goyeneche con elle:
toca tu cerda cada
vilipendiado muelle.

Si jume, precipicio;
si rival, Cenicienta.
En un liso orificio
caduca la polenta.

Y los altos escuerzos,
pilares en la noche,
confiesan que los versos
son una esgrima en coche.

Comején

Ardías, otoñado,
por lizas del arroz,
y la viruta misma
pastaba en tu pelambre.

Ardías y cantabas
siegas posibles; niño,
tu mano era una arena
de lo que se distiende.

Por armas, una lona;
por pienso, el avestruz.
Muesca de escapularios
que muerden y que escrutan.

Así, fiel cinamomo,
la chimenea fuiste;
y otros, malavenidos,
cosecharon tu red.

domingo, 17 de mayo de 2009

Y por más que lo sepas

Querré mañana -cuando
con que me miento- hablarte,
preguntar por tus cosas,
preguntar por tu voz.

Y no será posible
y -apenas mail, apenas
máquina- me dirás
que escribo bien. Que no.

martes, 12 de mayo de 2009

El observado

Cortina, en ese tiempo,
era defensa. Así,
dado a los ojos, vicio
y el mismo padecer.

Incomunicación
mediada por cristales,
y un yo que pergeñara
un altar en secreto.

Altar: enfermo el sitio
y enferma la palabra,
el placer exigía
olvido de los otros.

Y pasos en la noche,
y un anciano se esfuerza,
y todos los estigmas
visto y luzco. Pasad.