miércoles, 24 de diciembre de 2008

desde Morton a O'Neill

Pasaba viejos versos a la Muerte,
tocaba el piano, lengua,
sobre Bill Evans que,

sedoso, acompasaba mañanitas
a un pelado que, un poco
depresivo, tipeaba


con este cordobés. El hombre quiso
sonidos de mi quena,
soplidos que, sonoros,

no llegaban allá. Yo imaginaba
un caset con "las horas",
vaso en la piel, ardidos

esos reproches, paro, demasía
en el cariño. Lluvia,
marejada de seda,

un hermano en el norte me sonríe,
un amigo en el sur
toma mates y, Córdoba

en su irlandesa lengua arguye, popa
que parte nuevamente:

gente que viene y vá, y que vuelve, y antes
éramos en la esquina.

lunes, 22 de diciembre de 2008

Otrxs.

Cortisona, melatón,
indiferente el cuerpo, medianía
de redundancia. Cruje
el inhallable, adargas
que gimen su dulzor. Melatonina
que tiene sus creencias, torpe morbo
desahuciado, llora
tu pié de sal y goce, tu cadencia
de los pronombres. Alce, recorrido
de estalactita/lista, crisantemos
que, adustos y concisos, con sinónimos
y con antónimos, lija y mandamás,
la nuera progresaba.

Miríada/estropicio, alternativa, tu requecho,
cumbre y limo que, azul, el verdinrgro
acaparó, regodeo,
corpúsculo acabado, el isotopo
de tu botella, mira de bemoles, melancía
que repercute en hablas,
que se acrisola en ritmas,
escribe HTM-l.

y el sorbo de las lilas, adunado
tu precipicio, miro a la mujer que baila
de su ignorancia, ¿sabe
de La Maternidad, y de Los Trenes, y de Mitre,
de La Estación y Terminal Dorrego, la mayúscula,
durmientes indecentes, Gargantúa
y La Berlanga, rayos y tormento, potro
de la tortura.

domingo, 14 de diciembre de 2008

76

Calor oximorónico galante,
rizos de madreselva
que invaden, que desatan tu vislumbre,
ritma de luz por gas,
tu dos por tres, osando desperdicios
que piso en mansedumbre
de tu fuego. Pues ya los iracundos
molían estropicios
como desmadre altivo. Las cadenas,
chancha y su rapto, albinos
desamparados, muérdago de sal
como escaleras. Alta,
ventanas indecentes y medidas, silbo
de piélagos, su luz, su despedida,
tiro de tu fusil. Ardía el soplo
o comadreja, ardía
un lienzo sin rellanos. Eran muchos
los que escalaban algo;
Andrómeda, su gata, sus fajitas,
y llanto en que mareas.

martes, 9 de diciembre de 2008

"Cuando vuelva del cielo..."

Partís el tren, háy vá,
durmiente vertical que se perdía
de otra labor, Azul, y los cristales,
contra las piedras, gafas, aumentaron
su precipicio negro. El Oxitracio
pedía nuevamente la efeméride
de salvias o minúscula molécula, y la potranca,
azufre de acabar, ardía
tan lindamente. Entonces digo:
"un alce, una estación, la limadura,
lirio carnoso, el buitre, las afrentas, ocho,
mujeres en allá. Cansino soplo,
brisa de adiós, de chau, de vas al muere en qué te encuentro, niña
de la aceituna y Flaco, y lomo en peso,
herida de su hombría; gallardex,
fruncimorocha al pie de su pancarta, el vuelo
tendido en contradanza o muérdago, ay de una, lazo
para que el más, reviente, las ardillas,
Mars Volta con los The, tu té, tu niña,
toda tu Pinta, esquina, rayo al muelle, mala
madera y fosforito de ese puerto, gusto/
disgusto y la Justicia, reparada...".

Pero el no sé, tu pelo,
peine y dedal para el pronombre, ya Salinas,
marea de hojarasca enamorada, disintió
de verba amarillenta, vachaché, qué indigno
ese pasado en vos, terca memoria, crisma,
caricia de ocasión.