sábado, 20 de septiembre de 2008

Pesaroso

Moneda abandonada: frente y labios 
que se le caen, cuerpo pesaroso 
que tiene y que descarta, sucesivo. 

Y cuerpo fiel que pasará, que es tedio, 
cuyo fulgor ardió: pan duro; y nadie; 
y alfarero de barros que no cuece. 

Golpes, recordatorios, las palabras 
que le regresan muerden, estremecen: 
niño y cacharros, niño y hontanar. 

 
Podrá leer de nuevo: porque sueña 
la desazón, los pasos en redondo. 
Ya no se niega a un último latido. 

Nada más. Un poema. (Las revistas, 
la coca o sensación, y todo el resto: 
un laberinto en que negarse y ser.)

2 comentarios:

  1. Desde Bogotá:

    Nos sentimos en ocasiones solos,
    como si la existencia que es tan vasta, nos aplastara. Sin embargo para seres fugitivos, mortales, pasajeros, contradictorios, es de por sí soñar el alimento, porque no existiría arte ni poesía ni maravillas.

    De tu poema destaco mucho esta estrofa:

    Podrá leer de nuevo: porque sueña
    la desazón, los pasos en redondo.
    Ya no se niega a un último latido.

    Creo que es la esencia nostálgica y bella en forma simple.

    Abrazooooo

    Lili :)

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  2. Gracia por leer, Lili. Nos vemos en el próximo chat.

    Besos.

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