miércoles, 8 de abril de 2009

90

La pared -sus manchones
o mano que se apoya
siempre en los mismos sitios,
grasa que es testimonio
de un cuerpo- tiene ya
quien la secunde: estar
vacío de palabras,
embrutecido, quieto.

Un cuerpo: no hay temor
de recaer -no ahora-
en esa turbulencia
que afirmaba, cegada,
huesos de libros. Versos:
eslabones vencidos,
infinita certeza
de plenitud posible,
desahuciada y contusa.

(Como un bote rajado
por la vida, desastres
que acaecen, que horadan.
Como un árbol que prueba,
que persiste: ignorado.)

4 comentarios:

  1. Como en las breves de Crónica, fondo rojo. (No tengo signos de interrogación.)

    Gracias por darte una vuelta, Ojaral.-

    ResponderBorrar
  2. Me gusta mucho cómo escribe usted!... y lamento no saber elogiar mejor haciendo algún comentario sobre la poesía en cuestión. ja! Salud!

    ResponderBorrar
  3. Yo lamento no tener placa de sonido como para escuchar los audios que ponés en tu blog, que bien sigo. :) Gracias por pasar.

    ResponderBorrar