Esto es el rock, amor. Y las cortinas,
trazado vertical, datan carteles
o lienzos que me olvidan. Y la bata
indica fin. El público esparce
un estallido penetrante, liso,
que pasa a la Venegas. Me equivoco
duermo despierto, paso a otra frontera,
Maya se baña en seco. Doy espacios
a esta monserga con la barra: un swing
que, mexicano, se despliega en bronces,
mofa del rock que se permite tango
en Frutillitas. Me abro a la memoria,
los Beatles se despiden otra vez
y otra vez una. La Venegas,
de lento rock, de almíbar corazón,
con esa voz, glissando detenido
para pelucas. Roza tu percal.
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