jueves, 1 de enero de 2009

Para los alces





Crisis estulta, dispensario o morbo
caminos de estación, pasto de jumes,
porque llovió, finito, y mis amigos,
cual entelequias, se reían huecos.

Y Muerte a cada paso, a cada brisa,
materia figurada que olfateas,
inmigración y cruza, y los de abajo
apenas tienen pases primitivos.

Como lo básico, chillan Cuarentonas,
como palomas para más piar,
y mis esteros dicen letanías.

La vieja, la petisa, la del gorro,
la que era frígida, papos
que no decapitaban por sorpresa,
gruñendo relamer. Le señalaba
los muros en que frases rechazaron
la cínica razón, la ley hundida,
la masacre, el obispo, la cadencia
de todos ser un himno militar.

La vieja espumarajo bendecía,
veneno y caca, el diálogo,
y tiempo que pasó; y allá, a unos pasos,
los fa'klands people from the ibidem us,
marchando a lo payaso des escuadras,
enaltecían Patria, Mapa, Ruta.

Seguía caminando, viejas trampas,
aquel día en que nada era poder
sino farsismo invicto y degradado,
locura organizada, recesión,
zapar las papas, el hinojo yerto,
y el miriñaque que clopixizó.

En fin, monedas pobres, como siempre,
alma en desguace, en El Desalmadero,
porrones y aceitunas, y la grasa
va a la canilla, cólera, diarrea.

Cuando la fiebre acabe, que ya suda,
cuartanas de secarse el sarpullido
de los mirones mil, caminaré,
libreta y lapicera en el bolsillo
del pantalón, atrás, alguna vez,
me lo imagino, sí, y renunciaría
a esta Córdoba con luna como C
recostadita, y madres como brevas
ofreceré al pañuelo, y segaré
a cándidas muchachas que sonríen,
seré coiffeur de nada, variopinto,
aprenderé a callar, a sorprenderme
veinticiuatro sonetos por jornada
al hilo, y a dormir, a pernoctar,
yacija del olvido, no del sueño,
encontraré el disfrute de estar solo,
de no querer o ser más que un pasivo
que ahoga su mirada con apabos
apenas suaves, leves, inasibles,
y partiré de Córdoba, a Las Sierras,
en busca de una huerta con brocal,
y filtraré el veneno y las toxinas,
sin leer a Miguel seré Miguel
que muere de ochentoso o noventoso
en siglos veintiunos, y me haré
de un simple telescopio con ahumados,
y quitaré del vicio dirección
o rumbo que devana el ideal
en forma de una mina prometida,
rubia ricito, gancho fino en rostro,
piel como lepra, en eso, palidez,
el luto de su rostro, garbo, quieta,
mentira que adopté de Figuritas
que repetí en el nombre, ella me asía,
y yo me fui dormir a lo de mi
potranca con lunar, con voz oscura,
con rasgos de Interior, con tal o cual
chetura que era falsa, con libritos,
y cada aditamento, coches/mares.

Y haré caso a Salinas, renegando
de todo sonidito doblemente
articulado, y vos serás tan solo
eso que viene a mí, y, mamita, tiemblo
en la belleza corporal que es doble
y que se va. Que el uno que tenemos,
el dominante, tiene nombre, y no
cortina o velo, daga
en la oración, racimo
que es ente y es valor, desdibujarlo
porque se desdibuja solo, y asentir,
y viene y va, principio
de la individuación tan oxitrucha.

2 comentarios:

  1. Uuuf cuánta soltura de muñeca que no es inflable pero asusta la esapatoria del airecito burlón para dejar la goma como pasa de uva y el sexo idem.

    Me gustó un tocazo y ahora me vuelvo a los ochenta.

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