domingo, 4 de enero de 2009

[s/t]

I

Ya la ronda se cierra.
Silencio en el andén.
Un muñeco, que fiesta
acariciaba, torpe,
asiste a la distancia
de un lugar sin esquinas.

Esquirlas desatadas,
ignición y espectáculo,
cierra los ojos, tiembla,
noche acá, día siempre.

Las estrellas cautivan
un año y un reloj,
y los durmientes, tiesos,
se van en fosforitos.

Porque el tiempo es escena
de carne deflagrada
-no sabremos motivos-,
el orbe se distrae
luciendo modelitos.

II


Un año de reloj,
un incendio total,
borrachos y comparsas
y los muros, que caen.

Consumido el arroz,
reclamada la suela
pisadora, el asfalto
se asfixia, y la verdura
mueren llena de moscas.

Un año de reloj.
Un año de fusil.
Los tanques, a lo lejos,
tienen pista de danza.

Y la muerte ya no
vive medrosa. Reina
allá lejos, en "sí".

III

Mi vaso, una cerveza,
silencio, pena, sangre
y esternón, reventados.

(Me iría a amanecer
a lágrimas sin nadie,
inmerso en sueño, presa
de todavía instantes.)

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domingo, 4 de enero - 23:00 hs.

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