sábado, 31 de enero de 2009

[s/t]

Miriñaque lacustre, contenida
torsión y jume, piales
que dimes y diretes entrelazan,
urbanidad y ripio,
coloso que, cansino, desamor
proclama, acorazados
que gimen, tegumento, intelectuales
de cachiporra y falda:
un perro te sostiene, un crisantemo
alterna con la herida,
una magnolia en trance desfigura
cada canción que el Albo
propone a sus consortes, suerte, grima
que se detienen contra
una pared; y el niño de los chancros
adormece monedas,
la botella/zafiro, melancía
de engarce, colisiona
contra tres pantorrillas, cenicero
que, hijo de mil, escupe,
colillas a lo loco;
y el ríspido vaivén, almacenado,
en que tus marionetas,
dedos como paredes, se desdicen,
corrompen las farolas
de la finida, y claman, esperpento
de cara al nuevo siglo,
las rancias oraciones en desquite,
golondrina y dedal.

(Del nítido, del turbio, del barato,
opto por el mediocre:
distintos estipendios, mismo aroma
a verdura en sazón.)

martes, 20 de enero de 2009

Einfach

Llevado por la música,
asido a ventolinas.
Un mono que que se esparce
en estímulos. Fiebre
que desguaza los velos,
que no perdona. Torpe
perdonar. Las arenas
ya vuelven. (Crisantemo,
pecíolo nombrado:
guardame un arrefice,
que el percal se agotó.)

martes, 13 de enero de 2009

Julieta Venegas, o de la MercadoTecnia y demás Salvajismos

En eso era el Deseo: atormentado
con la canción, el vos,
con ese tú, con eshes, y Dulzura
que invade, abrasadora y abrasiva,
América Latina... Voz que busca
un cuerpo al frente, un cuerpo
vacío de caricias... Y cadente
es el comprar, el ir,
Caldera, Pócima, el jurar
que eso es Verdad, que en eshes
yo te conoshería.

lunes, 12 de enero de 2009

Holitas de madera.-

Esto es el rock, amor. Y las cortinas,
trazado vertical, datan carteles
o lienzos que me olvidan. Y la bata
indica fin. El público esparce
un estallido penetrante, liso,
que pasa a la Venegas. Me equivoco
duermo despierto, paso a otra frontera,
Maya se baña en seco. Doy espacios
a esta monserga con la barra: un swing
que, mexicano, se despliega en bronces,
mofa del rock que se permite tango
en Frutillitas. Me abro a la memoria,
los Beatles se despiden otra vez
y otra vez una. La Venegas,
de lento rock, de almíbar corazón,
con esa voz, glissando detenido
para pelucas. Roza tu percal.

domingo, 11 de enero de 2009

sos :-)

¿Es lo que veo? Veo
que tus senos, Giselle,
son más que francos. Fresco
era ese oasis. Fotos
eran también. Oasis
como mujer, oasis
que veo. Me deslumbro.

¿Es lo que veo? Fotos
que, ingrávidas, aéreas,
cielo y tu muro, ardían
en un fuego lactal.

¿Es lo que veo? Ahora,
en un lar de palabras,
me preparo un café,
se desboca la pava, el agua
ya se me hirvió. Giselle,
tu foto es de tus labios.
Beso tu frente, tomo
tu pelo -maravilla
de las generaciones-, dulce
a veces tu mirada, y me bizquea
eso que ya vos sos. Y ardía(s).

viernes, 9 de enero de 2009

Poema venusino

Ya va llegando, es poco
eso que falta -un día, dos-, y nueva-
mente una luna llena,
casi redonda, esdrújula, y del llano:
fin de semana en trance
para sonidos, noche. Tu ternura.

Y una mujer, Juliana,
y una mujer, Julieta. Así, mi mate,
a cuatro de la siesta,
a cuatro de esperar: cuatro flojeras
llamadas miembros, ex-
tensiones, cuatro cuajos que despliego:
aún y por demás.

Norma de alcance, voces, estropicio
convulsionando, y más;
y escucho danza, y danzo los sonidos

-de entre tus manos tomo
la moneda, el aljibe, el arroyuelo
de un año más; de un año

de la laetitia fragans: meros rasgos
que acercan y que arrojan
otro palor- del que se ardió en el Yuspe:

verdura de otra Esfinge
que reposa y se pliega para menos
exasperar. Y pausa.

martes, 6 de enero de 2009

Calla

Estoy volviendo, Amor. De la carroña
contabilizo moscas y tanquetas
y escucho masas y sonidos, y distraigo
al funcional con trampas de descentre.

Estoy volviendo, Amor. La rebeldía
de pasos en la noche me serena,
la policía cruje, de los pozos
de mi desgaste duele el hueso.

(Hueso de gatas, hueso de muñones,
palor y huesos en la habitación
encapsulada en aire de tabaco,
y mis pulmones captan mil pastillas.)

Ya los vecinos raran, y me tumbo
contra persianas -fato del asfalto-,
y es pesadilla el morbo, y madreselvas.

Miro mi muesca urdida -monitores
por todos lados, y nos buscan, y
vampiros, che pibeta, son atroces,
mordisco que con carne exporta nexos.)

Ardido en la ocasión de las prebendas,
guerra en el medio, heridos y contusos
en la ignorancia, cuelgues y collares.

¿Cómo decirte, Amor, con el atroz
como campiña, que mi mate es signo,
que mi silencio es llaga, que la dosis
que me adormece hembrea necedades,
que las jeringas reptan en azul?


ENVÍO:

Amor, que la distancia
en el zenit te sienta redivivo,
que cojas las orquídeas,
que las degustes, que tus labios
besen en son,
besen en más,
besen la vida a ciegas. Que tus dardos
construyan sin plomada. Y que mi ser,
mi ser en devenir, se duela y vaya.

domingo, 4 de enero de 2009

[s/t]

I

Ya la ronda se cierra.
Silencio en el andén.
Un muñeco, que fiesta
acariciaba, torpe,
asiste a la distancia
de un lugar sin esquinas.

Esquirlas desatadas,
ignición y espectáculo,
cierra los ojos, tiembla,
noche acá, día siempre.

Las estrellas cautivan
un año y un reloj,
y los durmientes, tiesos,
se van en fosforitos.

Porque el tiempo es escena
de carne deflagrada
-no sabremos motivos-,
el orbe se distrae
luciendo modelitos.

II


Un año de reloj,
un incendio total,
borrachos y comparsas
y los muros, que caen.

Consumido el arroz,
reclamada la suela
pisadora, el asfalto
se asfixia, y la verdura
mueren llena de moscas.

Un año de reloj.
Un año de fusil.
Los tanques, a lo lejos,
tienen pista de danza.

Y la muerte ya no
vive medrosa. Reina
allá lejos, en "sí".

III

Mi vaso, una cerveza,
silencio, pena, sangre
y esternón, reventados.

(Me iría a amanecer
a lágrimas sin nadie,
inmerso en sueño, presa
de todavía instantes.)

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domingo, 4 de enero - 23:00 hs.

jueves, 1 de enero de 2009

Para los alces





Crisis estulta, dispensario o morbo
caminos de estación, pasto de jumes,
porque llovió, finito, y mis amigos,
cual entelequias, se reían huecos.

Y Muerte a cada paso, a cada brisa,
materia figurada que olfateas,
inmigración y cruza, y los de abajo
apenas tienen pases primitivos.

Como lo básico, chillan Cuarentonas,
como palomas para más piar,
y mis esteros dicen letanías.

La vieja, la petisa, la del gorro,
la que era frígida, papos
que no decapitaban por sorpresa,
gruñendo relamer. Le señalaba
los muros en que frases rechazaron
la cínica razón, la ley hundida,
la masacre, el obispo, la cadencia
de todos ser un himno militar.

La vieja espumarajo bendecía,
veneno y caca, el diálogo,
y tiempo que pasó; y allá, a unos pasos,
los fa'klands people from the ibidem us,
marchando a lo payaso des escuadras,
enaltecían Patria, Mapa, Ruta.

Seguía caminando, viejas trampas,
aquel día en que nada era poder
sino farsismo invicto y degradado,
locura organizada, recesión,
zapar las papas, el hinojo yerto,
y el miriñaque que clopixizó.

En fin, monedas pobres, como siempre,
alma en desguace, en El Desalmadero,
porrones y aceitunas, y la grasa
va a la canilla, cólera, diarrea.

Cuando la fiebre acabe, que ya suda,
cuartanas de secarse el sarpullido
de los mirones mil, caminaré,
libreta y lapicera en el bolsillo
del pantalón, atrás, alguna vez,
me lo imagino, sí, y renunciaría
a esta Córdoba con luna como C
recostadita, y madres como brevas
ofreceré al pañuelo, y segaré
a cándidas muchachas que sonríen,
seré coiffeur de nada, variopinto,
aprenderé a callar, a sorprenderme
veinticiuatro sonetos por jornada
al hilo, y a dormir, a pernoctar,
yacija del olvido, no del sueño,
encontraré el disfrute de estar solo,
de no querer o ser más que un pasivo
que ahoga su mirada con apabos
apenas suaves, leves, inasibles,
y partiré de Córdoba, a Las Sierras,
en busca de una huerta con brocal,
y filtraré el veneno y las toxinas,
sin leer a Miguel seré Miguel
que muere de ochentoso o noventoso
en siglos veintiunos, y me haré
de un simple telescopio con ahumados,
y quitaré del vicio dirección
o rumbo que devana el ideal
en forma de una mina prometida,
rubia ricito, gancho fino en rostro,
piel como lepra, en eso, palidez,
el luto de su rostro, garbo, quieta,
mentira que adopté de Figuritas
que repetí en el nombre, ella me asía,
y yo me fui dormir a lo de mi
potranca con lunar, con voz oscura,
con rasgos de Interior, con tal o cual
chetura que era falsa, con libritos,
y cada aditamento, coches/mares.

Y haré caso a Salinas, renegando
de todo sonidito doblemente
articulado, y vos serás tan solo
eso que viene a mí, y, mamita, tiemblo
en la belleza corporal que es doble
y que se va. Que el uno que tenemos,
el dominante, tiene nombre, y no
cortina o velo, daga
en la oración, racimo
que es ente y es valor, desdibujarlo
porque se desdibuja solo, y asentir,
y viene y va, principio
de la individuación tan oxitrucha.